10.6.08

Plato del día: La entrevista


No todo es gacetillas y eventos en la vida de los medios y los periodistas. Hay quienes también, aunque cada vez con menos frecuencia, debo reconocer, se dedican a producir las notas y entrevistar a las fuentes. Claro que a veces, si alguna de las partes no sigue a rajatabla las indicaciones de la receta tradicional puede tener resultados no deseados. Como el caso reciente de una conocida consultora que se olvidó de que no tenía interlocutor que conteste a las preguntas.
Es importante considerar que por entrevista periodística se entiende, básicamente, a la conversación entre el interlocutor/entrevistado y el periodista, y puede ser personal, por vía telefónica o (maravillas de la tecnología moderna) a través del chat o videoconferencia para los más avezados.
Nunca una entrevista es un cuestionario enviado y respondido por email, que contesta la asistente de cuentas de la consultora o el portero del edificio de la empresa de marras. En este caso, la falta de interactividad entre las partes le quita toda entidad.
Más allá de sus diferentes variedades, para una entrevista tradicional se necesita:

Ingredientes:
-1 periodista
-1 entrevistado
-1 día y hora a combinar para realizar el encuentro.

Preparación:
En caso de que la gestión de la entrevista surja por iniciativa de la empresa o su consultora (que es el caso que nos ocupa), es importante considerar la posibilidad de tener de antemano previsto quien será el interlocutor que dialogará con el periodista, y contar con un speaker B en caso de que la propuesta vire hacia otro enfoque. No queremos que se nos eche a perder la cocción.
Una vez contactado el periodista, se puede aderezar la preparación con material sobre el tema a tratar, o con información de las últimas acciones de la empresa al respecto.

Combinar adecuadamente, y no dejar maserar los ingredientes más allá del plazo de entrega que el periodista tiene para la nota. Retirar del horno y ¡Listo! La gestión habrá llegado a buen puerto.

Un consejo para los recién iniciados: Nunca ofrecer una entrevista sin tener entrevistado, porque puede suceder que el periodista acepte de buen grado el convite, y el resultado entonces será el fracaso. No hay nada peor que un sabor amargo en la boca de los editores.

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